El estudio, que fue analizado por el equipo de LA NACION Data , reunió la información de nuevos inscriptos, estudiantes, reinscriptos y egresados de 81 universidades y tres institutos universitarios de todo el país entre 2010 y 2015, último año con estadísticas disponibles al momento de realizar el relevamiento.
En base a estos datos se supo que: durante el período 2010-2015 se registraron 102.800 nuevas inscripciones en carreras relacionadas con Programación. De este total, el 83,98% corresponde a ingresos de varones y solo 16,02% a la inscripción de mujeres.
Donde la brecha es menos notoria es la Universidad Nacional de La Rioja , con un 26% de mujeres en carreras de programación. Le siguen la Universidad Nacional del Comahue. con un 23%. y la Universidad Nacional de Jujuy , con un 22%.
En el caso de los egresos, la proporción de mujeres que se reciben es más alta que la proporción de mujeres que se inscriben. Sobre un total de 21.492 personas que obtuvieron su título en el período analizado, el 21% fueron mujeres. El año con mayor número de egresadas en Programación fue 2011, con 960 casos. Las cifras de egresadas caen desde 2011 y hasta 2014, recuperándose en 2015, año en el que se recibieron 646 alumnas.
Sobre el relevamiento, explicó: "En la Argentina, hasta el momento no existía una base de datos pública y abierta de los y las estudiantes de carreras relacionadas a la programación en todo el país. Faltaba una radiografía del estado de situación. Lo que también impacta en la toma de decisiones de nuestras jóvenes mujeres que pasan por la ONG: ¿a dónde voy a estudiar? ¿con qué escenario me voy a encontrar? Hasta al desarrollo de la industria IT ¿cuál es el grado de diversidad en mi empresa? ¿cómo afecta esto a la innovación? ¿cuánto talento puedo incorporar año a año?, etcétera".
Sobre la brecha que descubrieron con el relevamiento, dijo: "Por primera vez tenemos un porcentaje a escala nacional de la cantidad de mujeres que se forman en carreras vinculadas a programación. Sí, es malo, pero ahora podemos hacer algo para mejorarlo y que todos seamos monitores activos para que ese número cambie. Y con este ejercicio de desagregación por sexo empezamos a tomar consciencia como sociedad de otras lecturas de los datos. Incluso la idea de que si tenemos un ranking de universidades con mayores inscripciones, si ponemos el filtro de cantidad de mujeres y hombres, el ranking cambia rotundamente y nos empieza a mostrar otros espacios de preferencia de las mujeres, con una mirada de alcance nacional".
"El siguiente paso es preguntarles a las instituciones si hacen algo particular para que podamos aprender y llevar adelante este tipo de prácticas: desde los espacios de formación hasta los espacios de trabajo. Tenemos que entender que esto nos afecta desde la economía hasta el ejercicio democrático que implica la equidad", concluyó Masnatta.
Aqui el link al estudio completo: http://mujeresprogramadoras.com.ar/
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